Creó Dios al hombre a Su imagen: En el espectro de la Imagen de Dios, no hay género, no hay sexo, sólo hay una igualdad única e invariable, porque imagen no es algo físico sino espiritual. En la esfera espiritual no hay desiguales, sino iguales a la misma imagen del Eterno. La imagen es nuestro espíritu y éste no es nuestro diseño, es nuestra impronta de Dios. El espíritu imagen de Dios es quién contiene la esencia divina. Primero el Eterno creó al espíritu y luego al alma en Génesis 2:7. Primero fue la imagen y luego la semejanza. La imagen es el espíritu y la semejanza a Dios es el alma. El espíritu maneja la esencia y el alma maneja el diseño. La función del espíritu es educar al alma. El trabajo del espíritu es darle vida al diseño para que este se revele al mundo exterior.
En Imagen, todos somos el mismo Uno. Somos el mismo parecido al original. Somos de la misma esencia. La imagen mía no divide a la imagen tuya, no puede, es una imagen indivisible sin capacidad de separarse o dividirse. Nada en la esfera espiritual se puede partir o fragmentar.
Somos la imagen de Dios en el espíritu. El autor del Génesis usa el término “Hombre” del hebreo “Adamah” para identificar el quién fue creado a la imagen, y ese quién fue el ser humano que es lo que significa Adamah, pero fuimos creados imagen para que no fuéramos los seres inferiores sino los divinos, los celestiales, los espirituales.
¿Cuándo nos creó Dios a Su imagen espíritu esencia? Antes de la fundación del mundo y antes de la formación de nuestra alma/cuerpo.
Nacimos en la esencia y en el original. Nacimos en el mismo pensamiento creativo de Dios. Nacimos en el corazón íntimo del Eterno. Nuestro diseño tuvo creación imagen en la pre existencia.
La palabra “Imagen” es del hebreo Tzelem que proviene de tres letras Tzadik, Lamed, Mem. Cada letra corresponde a un nivel interior diferente en el hombre. Tzadik se refiere a la luz interior de la imagen. Lamed es la cubierta de la imagen. Mem es espacio o el área divina de la imagen.
La imagen del espíritu del hombre es una luz interior, es una cubierta o cobertura divina y es un espacio divino en el cuerpo del hombre y estas tres cosas juntas comportan el Mishkan o el tabernáculo de Apocalipsis 21:3 con todos los hombres como Su Dios.
Dios ya tiene su tabernáculo en Su Tzelem o imagen en el hombre judío, cristiano, hindú, budista, islámico, jansenista, ruso, chino, africano, colombiano, argentino, mexicano, venezolano, español, australiano, norteamericano, etc, etc. Nuestro espíritu está lleno de la presencia de un solo Dios. Nuestra imagen no admite dioses falsos y construidos por la imaginería del hombre. Nuestro espíritu no necesita salvación, porque si la presencia del Eterno habita en nuestro espíritu, ¿Qué perdida o perdición puede haber en él? Ninguna.
La imagen es superior a todo aspecto externo del ser humano. Todos somos la identidad imagen y ningún ser humano tiene más imagen de Dios que otro. En la imagen no hay jerarquías religiosas. No hay ministerios. No hay comandos. No hay papas, rabinos, apóstoles ni pastores. En nuestra imagen no hay religión ni religiones. Nuestra imagen es limpia, es divina.
De Tzelem que es imagen viene la raíz Tzel que significa “Sombra”. La imagen hace sombra cuando la luz de arriba se le proyecta encima, como la luz del sol que hace la sombra del cuerpo cuando está en el cenit. Pero la sombra de la imagen no es sombra oscura o una silueta borrosa de Dios. Sombra aquí es proyección no oscuridad.
La palabra imagen también es del griego Eikon y denota la idea de <representar, similar y manifestar algo de un prototipo>. En la imagen somos el único prototipo real de Dios.
Imagen solo es una representación o algo que se correlaciona con el original. Imagen en latín es Imago dei que significa “la imagen del mismo”. El hombre es la impronta adecuada de la substancia misma de Dios.
Como “imagen” de Dios, el hombre es un <participante de la vida y de la naturaleza espiritual misma de Dios>. Si Juan 4:24 dice que Dios es Espíritu, esa es su esencia y por ende, creados a la imagen de Dios significa Que en la Tzelem tenemos la esencia similar de Dios y no un parecido físico.
La imagen es la parte inmaterial que el hombre tiene de Dios. La imagen es el puente que conecta a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Es una conexión de comunión espiritual. La imagen comporta los aspectos espirituales de Dios en el hombre.
La Tzelem de Dios en el hombre es netamente espiritual, celestial, eterna e inmortal. Espíritu es la imagen de Dios en nuestro cuerpo. Dios ya tiene su presencia, habitación, gloria y morada en nuestro espíritu. Nuestro cuerpo físico tiene a Dios, ¿Por qué? Porque Dios es inmanente y trascendente. Inmanente porque está en mi imagen o espíritu o mi diseño y a su vez puede estar fuera de mi porque Dios es trascendente.
¿Qué tengo en mi IMAGEN? Tengo Dios por siempre. Tengo su esencia. Tengo sus atributos. Si, tu imagen tiene a Dios, ¿Se pierde tu imagen, espíritu? En ninguna manera, ¿Por qué? Porque es Eterna. Tu imagen no es tierra, no es algo material. No va al polvo de la tierra ni mucho menos a ningún infierno. No hay cementerio para tu imagen o espíritu. Es más, tu imagen tiene cielo, porque Dios y el cielo es una misma esencia y naturaleza. Lo que está en Dios está en su mismo cielo e infinitud. ¿Ninguna imagen se pierde? Ninguna, porque viene de Dios y va a Dios, Eclesiastés 12:7.
El hombre es la impronta adecuada de la substancia misma de Dios. Como “imagen” de Dios, el hombre es un <participante de la vida y de la naturaleza espiritual misma de Dios>. Representa con éxito y luz tu imagen de Dios.

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