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REINO SIN SANDALIAS

REINO SIN SANDALIAS

 Leemos en Exodo 3:1-6 Que Moisés llegó a Horeb -el monte de Dios- y el ángel del fuego se le apareció en medio de una zarza que ardía que no se consumía. Moisés estaba ante la epifanía de Dios y esa zarza le reveló cinco cosas: que Dios es el eterno que no se consume, que Dios es la luz que no se apaga y escudriñas las sandalias, que Dios es la voz que llama, que su nombre es el Yo Soy y que estaba frente a una misión


Dios lo llamó ¡Moisés! ¡Moisés! para percepción de él. No te acerques ¿Por qué se lo dijo? Porque Dios miró a sus pies y tenía algo de Egipto. Moisés estaba caminando con Egipto. Todavía era egipcio y nada de Egipto entra al reino de dios. Le dijo !Quítate tus sandalias! Porque yo -no quiero nada de Egipto-. Moisés, tú vienes del país de la esclavitud. Los pies recogen el polvo de dónde uno viene.


La puerta de entrada al Reino es el arrepentimiento. Cuando uno entra al reino, debe dejar las -sandalias viejas- de los recorridos por este mundo. Tenemos que entrar al reino sin esas sandalias. Dios le dijo: porque el lugar que pisas “Santo Es”. El Reino no es el mundo. No podemos tener una sandalia en el mundo y la otra en el reino. Las dos sandalias en el mundo o las dos sandalias en el reino.


¿Por qué la prohibición? Por las sandalias. Dios no le dijo: Quítate tú, sino quítate lo que traes de Egipto. No es un rechazo al ser sino a lo que trae el ser en sus pies. Cuando uno entra al Reino, hay un nuevo andar que Pablo llamó “El andar en el Espíritu”. El Espíritu rechaza a Egipto. Rechaza al mundo. Moisés vivió en Egipto y los “señores” del palacio, usaban hermosas sandalias. Esas sandalias no eran sacras. No eran santas. La luz de la zarza iluminó los pies de Moisés y esa luz le ordenó “despojarse” del título “señor” de Egipto simbolizado en las sandalias. El Reino siempre le demanda a uno algo. A los fariseos el arrepentimiento y a Moisés el despojo de Egipto. Dios le demandó un acto de obediencia o hacer un fruto de confianza y moisés obedeció de inmediato.


Cuando Moisés se quitó las sandalias, Dios le dijo a partir de ahora, Yo Soy el único Señor de tu vida. Estás ante el Yo Eterno. Yo Luz. Estás ante una gran misión. Es necesaria una respuesta del hombre a las demandas del Reino. El Reino no es un evangelio de ofertas sino de demandas. ¿Cómo sabe uno que es el escogido y predestinado de Efesios 1:3-6? No es oyendo es obedeciendo. Oír te da información, pero obedecer te da transformación.  ¿A quién llama Dios? Al que está listo a despojarse de sus viejas sandalias. Dios llama para cambiar las sandalias. Yahshúa le dijo a Mateo “Sígueme” y de inmediato se levantó y lo siguió, Mateo se quitó las sandalias de publicano “Señor de los impuestos”. Mateo hizo un acto radical. Esto es quitarse las sandalias. Quitarse las sandalias significa dejar atrás el viejo ropaje egipcio. Los esclavos en Egipto no usaban sandalias, sino pies descalzos. Esto es reino sin sandalias


La orden de la luz es quítate las sandalias de la arrogancia, vanidad, orgullo, jactancia. Quítate las sandalias de la prepotencia y de tus caminos imperfectos para que yo pueda hacerte trascender. ¿Qué hizo el padre ante la llegada de su hijo a casa? La casa del padre es el reino y no se admiten harapos ni trapos viejos. El padre le quitó las sandalias del viejo mundo. Cuando nos quitamos lo viejo, rrecibimos algo nuevo de Dios. Efesios 4:22 dice “en cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos y renovaos en el espíritu de vuestra mente y vestíos del nuevo hombre, creado según dios en la justicia y santidad de la verdad”. Moisés, mateo y el hijo prodigo se despojaron del viejo hombre. Cuando uno se quita de algo, entra a una realidad superior. Deja uno el punto muerto de dónde está y evoluciona. Ante la luz de la zarza hay que tener el alma desnuda sin vestimenta vieja. Dios le dijo a moisés sin sandalia, esto es tierra santa. Aquí vemos dos atributos de Dios: la luz y la santidad. A un estado sagrado no se puede entrar con algo viejo. Todo tiene que quedarse afuera. En oriente, la gente se quitaba las sandalias al entrar en una casa o al templo para honrar lo sacro o santo de quién está allí. Dónde está la luz de Dios, hay que quitarse las sandalias. En Mateo 6:6 Yahshúa dijo “y cuando ores, entra ¿cómo? Sin sandalias y cierra la puerta, porque es el -secreto santo- con Dios”. Oraciones con sandalias, no son oraciones íntimas ni sagradas.


Leemos en Mateo 5:23-25 “Si traes tu ofrenda al altar y la memoria te dice que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda y ve reconcíliate primero con tu hermano y presentas luego tu ofrenda”. Estas son ofrendas con sandalias. El oferente tenía que quitarse las sandalias de la ofensa con su hermano. Solo logras intimidad con dios y con el hermano “sin las sandalias puestas”. Yahshúa vino a las doce ssandalias de sus discípulos y para lavar sus pies, tuvieron que quitárselas, ¿Por qué? Porque ante él ninguno de ellos era señor de sus vidas. Las sandalias quitadas es un cambio de señorío. Ante Dios no somos señores, somos siervos. En Mateo 18:1-7 los doce entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor en el Reino de los cielos y el Señor les dijo El que se humille Como este niño, ése es el mayor en el Reino, vuélvanse como niños y entren en el Reino de los cielos. Es de humildes quitarse las sandalias. Pablo dijo que él era “siervo” de Jesucristo es decir se quitó las sandalias del judaísmo. Dios le ordenó a moisés quitarse las sandalias de Egipto. El padre le ordenó al hijo quitarse las sandalias del país de cerdos de dónde venía.


Esto es reino sin sandalias. Egipto no entra al reino. El mundo no entra al reino. La religión no entra al reino. El iglesismo no entra al reino. El Reino es un gobierno de santos sin esas sandalias. Es un espacio dónde está la atmósfera de la santidad. Moisés en tierra de Madián, defendió a Séfora de unos pastores que querían posesionarse del pozo de agua y cuando ellas vino a Jetro su padre y le dijo que un egipcio, las había defendido. Séfora supo de Moisés por su vestimenta y sus sandalias egipcias. La gente sabe de tu Egipto. Esto es Reino sin sandalias. Hay que quitarse el olor del Egipto. Toda la grandeza de Egipto. Toda la vanagloria de Egipto. Hay que despojarse de las sandalias que pisan la corriente de este mundo. Cuando te quitas las sandalias, Dios te calza los pies con el apresto del evangelio de la paz (efesios 6:15). Quítalas y déjate calzar los pies para andar en el Espíritu y dejar a Egipto atrás. Somos Reino. 


*Este documento pertenece a la Universidad Reino Prohibida la copia electrónica, escrita, digital, sin una debida certificación y permiso del Ebed: Dr. Rey Estrada. Solo si lo usas para enseñar y predicar con el mismo título, contenido y autor, eres libre de compartirlo. Estudia con nosotros la Universidad Reino 1 - https://www.reyestrada.com/universidadreino-1




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