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LA CULTURA DE LA MADUREZ

Foto del escritor: Dr. Rey EstradaDr. Rey Estrada

¿Qué es la Madurez? Es aquella semilla que ha alcanzado el máximo grado que se llama fruto y lo ha manifestado. Madurez es el mismo equivalente de Plenitud. Se caracteriza la Madurez en una persona en su buen juicio, equilibro, sensatez y prudencia. La madurez no es invulnerabilidad:

La Madurez no es una inmunidad a toda tentación o maldad. No existe tal cosa como La Madurez Moral. Todos batallamos con el bien y el mal. ¿Quién es el ser maduro? Es aquel que no necesita que nadie le diga que debe obrar el bien y evitar el mal. Actúa según sus convicciones personales y su recta conciencia y por supuesto actúa bajo los principios rectores de los valores. Una persona madura reconoce sus debilidades. Evita las ocasiones que pueden conducirlo al mal y busca las oportunidades para hacer el bien. Se responsabiliza de las consecuencias de sus actos. la persona con un buen nivel de madurez admite sus errores, no intenta maquillarlos.

Madurez no es infalibilidad:

Madurez no significa posesión de todas las respuestas. Mientras más madura es una persona, reconoce con mayor humildad sus límites. «La humildad es la verdad» de que todos podemos equivocarnos. La persona madura reconoce sus debilidades y no se precipita en sus juicios. Pondera, estudia, consulta y decide con prudencia. Reacciona de manera ecuánime. Es equilibrada y justa. Aunque lo experimenta y conoce de manera consciente, no se deja dominar por su miedo ni entra en pánico fácilmente. Tiene una capacidad adecuada para dominar sus emociones sin estrangularlas. Madurez no es inflexibilidad:

La Madurez no consiste en una seriedad impasible y en una perpetua rigidez, como si el reír, el gozar de las cosas sencillas y el saber relativizar los problemas fuesen signos de inmadurez. Lo hermoso de la madurez es su armonía. Saber reír, conversar, apreciar a los demás, admirar las maravillas de la naturaleza son capacidades humanas bellísimas y forman parte de la madurez. Madurez significa tener la capacidad para discernir entre un tiempo y otro, y para saber lo que conviene en cada ocasión. Pone en práctica lo que ha aprendido. La madurez tiene que ver con la inteligencia y la inteligencia es, entre otras cosas, la capacidad para aprender de la experiencia. Por eso, la persona madura tiene perspectiva consciente de su propia vida y la utiliza para tomar decisiones. No se limita a quejarse. Tiende al optimismo.

La madurez humana, en su sentido pleno, consiste en la armonía de la persona. Más que una cualidad aislada, es un estado que consiste en la integración de muchas y muy diversas cualidades; es un compendio de valores más que un solo valor. Podemos comparar la madurez con una obra de arte, con un cuadro de Rembrandt o de Velázquez. Los colores se combinan perfectamente. Todo está en su punto: las líneas, las figuras y las formas, la proporción y la perspectiva. Cada pincelada tiene su valor y cada color resulta indispensable para completar y perfeccionar la obra. Esta armonía se traduce en la correspondencia perfecta entre lo que uno es y lo que uno profesa ser, y su expresión más convincente es la fidelidad a los propios compromisos. En una persona madura no hay lugar ni para la hipocresía ni para la insinceridad.


¿Quién es la persona madura?:

Es la persona que ha adquirido la capacidad habitual de obrar libremente, es decir, la persona que hace opciones conscientes y responsables, y que nunca después se tiene que arrepentir de ellas, y menos pasarse la vida replanteándose sus decisiones, sin adquirir una seguridad y una certeza válidas sobre ellas. Es quien ha adquirido un fácil y habitual autocontrol emotivo con la integración de las fuerzas emotivas bajo el dominio de la razón, es decir, la persona que no vive de sentimentalismo, de impulsos, de tendencias, sino que vive de principios, de dominio personal, de convicciones, aunque a veces las emociones o los sentimientos quieran dominarla. Es aquella quien elige y prefiere vivir comunitariamente, porque está siempre en actitud de donación, de apertura, de servicio, de entrega a los demás, mientras rechaza todo tipo de egoísmo, de encerramiento, de particularismo, de individualismo. La persona inmadura es una persona terriblemente sola. Aquella que tiene estabilidad en los proyectos de vida personales en un clima de aceptación y de serenidad. El capricho es la postura de la persona inmadura, de quien quiere todo y no sigue a nadie, de quien se compromete con todo y deja todo. La madurez exige también de la persona un comportamiento según la autonomía de la propia conciencia personal, es decir, según los dictámenes de su conciencia rectamente formada, a la luz de la ley natural y de la fe. Es madura en este sentido, quien saca de su propia interioridad el sentido y la dirección de sus acciones, y no de los criterios del mundo, de las ideas más llamativas.


La Madurez revela tu Identidad:

Una de las cosas más peligrosas que pueden ocurrirnos es la división interna. La división interna presupone ya de partida la falta de identidad personal: soy una persona doble, de doble discurso y no soy auténtica. Hay una dualidad, y donde hay una dualidad hay siempre una angustia interior muy grande; donde hay dualidad hay siempre falta de paz y de felicidad interior. Identidad de vida es sinónimo de autenticidad. La autenticidad es un valor que universalmente cautiva, sobre todo, en un mundo donde abunda tanto la falsificación y donde se han refinado sobremanera las técnicas de la manipulación de la sociedad y de los individuos. La educación en la autenticidad va tan ligada a la propia realización, que de ella dependen en parte los resultados de una vida integrada o identificada con el propio fin y con la propia vocación. ¿Quién es la persona auténtica? Es aquella en quien la expresión de sus sentimientos, tendencias, voliciones y pensamientos procede directamente y en conformidad con su identidad íntima y esencial.


¿Quién entonces es Maduro? Quién no hace un chantaje emocional. Tiene la capacidad de respetar. No agrede a nadie. Sabe disfrutar las cosas buenas que tiene la vida. Reserva tiempo para sus propios placeres y encuentra ese espacio suficiente en su vida para la diversión. Cumple con sus responsabilidades y obligaciones. Es una persona formal, digna de confianza y sabe cuidarse de sí misma. Dr. Rey Estrada. reyestrada26@gmail.com



 
 
 

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