¿Qué es un indicador de vida? Es un signo, señal, muestra, estado, tiempo o instrumento que nos proporciona una información específica. Un indicador sirve para mostrar algo como por ejemplo la aguja en un reloj que marcas las horas. Un indicador cuantifica una dimensión o plano. Un indicador es una conciencia.
El indicador del bien y del mal: Cuando el Eterno le colocó a Adán las dos clases de árboles simbólicos como el árbol del bien y del mal y el árbol de la vida fueron dos indicadores: El primero indicaba un dualismo y el segundo indicaba un entero o una sola unidad compacta como es la vida. Ninguna consecuencia viene sola. La preferencia de Adán/Eva fue por las dos ciencias. Cuando uno toma una decisión por una opción elimina de su vida la otra opción y es aquí donde entra el ejercicio del libre albedrío del hombre.
Comer es sinónimo de conocer. Adán/Eva conocieron la información que tenía oculta el árbol del bien y del mal. La palabra árbol es equivalente a ser o al hombre. Todo árbol tiene raíz y copa. El bien y el mal tomaron las raíces del ser humano y ambas ciencias ascienden a la copa y de la copa vuelve a descender. El hombre está bajo el fluido y movimiento constante del bien y del mal. El Eterno les dijo que el día que de este árbol comieran o conocieran, morirían. El árbol fue Adán no algo fuera de él. Adán activó el bien y el mal por decisión y preferencia opcional y la muerte tanto del alma como del cuerpo comenzó su labor de decaimiento y mortalidad. El indicador del bien y del mal fue la muerte que Adán pudo evitar y que de hecho prefirió. El indicador le advirtió, lo puso en alerta máxima, le previno, le prohibió para liberarlo, pero el hombre una vez que toma la decisión asume el efecto y la consecuencia.
El universo emite miles de millones de indicadores al hombre, pero el hombre no sabio los ve, los siente, los toca, pero se pasa por alto al indicador.
Un indicador es una alerta. El cielo nos envía signos y señales. Decimos va a caer un tremendo aguacero, salimos a la calle, y no llevamos sombrilla. Leemos en Génesis 6:5 que, en la generación de Noé, la maldad de los antediluvianos eran mucha, de tal manera, que cada día esta gente la maquinaba en sus corazones. En cada programación mental de maldad, estaban activando la ley de causa y de efecto. El diluvio de las aguas de la muerte, llamado en hebreo el “Guehinom” fue el efecto de la causa de sus corazones de maldad. No fue que Dios castigó, fue que activaron el efecto funesto de esta ley activa del universo. Vino el Guehinom y a todos se los llevó. Ninguno de ellos se salvó porque no atendieron al indicador. Noé fue el indicador. El Eterno le ordenó construir el Arca de refugio y Noé invirtió 130 años como anunciador de justicia. Ninguno obedeció al indicador divino. En su efecto, la maldad de la gente de Nínive era mucha en su tiempo, y el Eterno les envío a Jonás el indicador. Todos en la ciudad hicieron Teshuvah o arrepentimiento y al atender al indicador, se salvaron de su destrucción. El Eterno envío a los Malaj o ángeles indicadores a Lot porque la maldad de Sodoma y Gomorra era mucha. Lot atendió el llamado a salir de los indicadores divinos y se salvó con sus hijas, solo pereciendo su mujer que rechazó la voz de los indicadores y junto con las dos ciudades fueron destruidas. Ciudades que con su maldad activaron la ley de causa y efecto.
Todos los indicadores son indicaciones divinas. Alertas. Llamados de atención. Signos o señales disponibles. Nunca la justicia de la vida ha escondido un indicador. Todo indicador ha sido revelado. Hay indicadores que son preceptos escritos o mandamientos que al atenderse salvan, rescatan o liberan al sujeto. Leemos en Deuteronomio 11:26 El día de hoy os pongo delante de la bendición y delante de la maldición. La bendición si obedeciereis y la maldición si os rebelareis. Este es el mismo indicador que el Eterno le puso a Adán/Eva en el Edén. Estos son indicadores al libre albedrío. Yahshuah dijo que el que tenga sed y quiera venga y beba del agua de la vida. Pero es el que quiera ¿Qué? El que quiera obedecer al indicador divino.
El éxito no es algo que nos viene de manera automática. El éxito, la salud, la paz, la armonía, la gloria, la dicha, la alegría, la prosperidad, el equilibrio es solo el resultado de haber obedecido la ley del indicador. El éxito no trabaja sin el indicador. Cada uno de nosotros es muy responsable de su vida. Cada quién es soberano para direccionarla al bien o al mal. Tienes la cabrilla del auto en tus manos, es decir, en las manos de tu decisión.
El indicador para evolución: La evolución Interior es una gestión de cambio que opera en el querer. Es antinatural e involutivo que no queramos cambiar. Todo está cambiando en el universo, todo está evolucionando, pero la mayoría de personas nos negamos al cambio. Nada es estático. Todo está en continuo movimiento. El propósito de la evolución interior es el resurgimiento de un ser diferente. Con una nueva versión de vida.
Es aspecto de evolución si la obediencia al indicador no está claro, no hay nada que hacer porque este hacer va ligado al querer. Quien no quiere cambiar no se sujeta a nada, no obedece a nada. Para hacer evolución tienes que seguir al indicador, por ejemplo, el indicador dice el que hurtaba, no hurte más, sino que trabaje con sus manos para que tenga algo que compartir con el otro necesitado. El que no trabaja que no coma. El indicador exhorta la eliminación de la pereza para evolucionar o ir a otro nivel.
Un Rey quiso hacer cuentas con sus servidores. Le trajeron a uno que le debía al Rey diez mil dólares. Le dijo: Señor, no tengo como pagártelos. El Rey le demandó vender a sus esposa e hijos y los bienes que tenía. Le rogó al Rey postrado de rodillas que le perdonara la deuda y el Rey movido a misericordia le pasó por alto la factura de cobro. Pero vino el consiervo del siervo perdonado, asiendo del cuello, le agitaba su alma, diciéndole que le pagara lo que le debía, y este postrándose a sus pies, le rogaba que le concediera paciencia para pagarle todo, pero no quiso personarle sus cien dólares, y lo echó a la cárcel y como todo se sabe, los amigos del consiervo le refirieron esto al Rey, quién lo llamó a cuentas y le dijo: Siervo malvado te perdone diez mil dólares y no fuiste capaz de perdonarle a tu consiervo cien dólares, no aprendiste la lección de misericordia, como yo tuve misericordia de ti, y el Rey enojado lo entregó a sus verdugos hasta que pagase todo lo que debía, y Yahshuah dijo a todos que entre todos se debían asimismo perdonar. Nunca habrá evolución interior en quién no perdona de corazón al otro. Nada evoluciona si no se acata el mensaje del indicador del perdón.
El indicador para la trascendencia: Lo que más se debe trascender es el Ego y consiste en ir más allá de sus demandas. El Ego es el jinete que va cabalgando sobre los lomos del caballo. Trascenderlo es bajarse del caballo. Es no darle credibilidad. Es no dejarle dominar. Es sacudirlo. Trascender es dejar atrás. Cuando Israel cruzó el mar rojo, trascendió su esclavitud. Al cruzar dejó atrás la conciencia egipcia. Trascender es dar el salto cuántico. Es ir al otro lado dónde está la libertad. Trascender es hacer una radical separación del antiguo estado en que uno se encuentra. ¿Por qué hay que trascender? Porque el indicador nos dice que todo tiempo su tiempo. Tiempo de desajuste. Tiempo de equilibrio. Hay que trascender porque al otro lado del puente nos espera algo nuevo o diferente.
Cuando los 10 espías que envío Moisés a explorar la tierra de leche y miel en Canaán regresaron a la frontera de Cades Barnea y dieron el informe, hicieron dudar en la promesa de Dios, hicieron desmayar el alma del pueblo y la gente no pudo trascender sobre la noticia de imposible conquistar Canaán. Hay noticias ajenas, que me venden los demás, mensajes subliminales que, al aceptarlos, no me dejan trascender. Me encierro en la noticia negativa y no puedo ir al otro lado. ¿Quién es superior, yo o la noticia que me dan? Es aquí donde entra la Fe que es determinación. El indicador es la promesa. Algo es promesa cuando ese algo está en expectativa o esperanza. El indicador les decía: entren, introdúzcanse, marchen y den el paso. No se puede trascender desde la pasividad. Trascender es actuar. El pueblo y los 10 espías no pudieron trascender desde su punto muerto y triunfar, porque anduvieron por vista en la noticia adversa. Pero se levantaron Josué y Caleb y trascendieron a la noticia. Le dijeron al pueblo que el indicador de la promesa, que Dios no los había traído hasta la frontera para regresar a Egipto, los trajo ahí el indicador, y afirmaron su Fe y confianza que Dios los había traído a conquistar la tierra del fluido de leche y de miel y así al trascender lo lograron. Josué y Caleb trascendieron sobre la lógica del Ego que es el miedo. Trascender es elevar la frecuencia, vibrar en la energía del puedo.
El indicador para el cambio de vida: ¿Por qué el alma necesita cambiar? Porque el alma está atascada, envenenada, sumisa a sus estados intranquilos y emocionales. El alma se abate con cualquier cosa que vea, que oiga, que palpe y que sienta. El alma es el vaso que recibe todos los males y el humo de la oscuridad. Es sabio el que quiere cambiar, asimismo. Al alma hay que desintoxicarla. Hay que oxigenarla. Hay que limpiarla y esto se hace con Tikún, ¿Qué es? La palabra Tikún es del hebreo y significa “Reparar” “Rectificar” “Corrección” del alma. Un Tikún es una acción salvífica para la paz del alma. Es la aplicación de una redención para la limpieza del alma. El Tikún es la misión constante correctiva del alma que está en peregrinación por este mundo. El Tikún representa hacer esa resolución del conflicto interior del alma. El alma se congestiona. El alma acumula dramas, tragedias, luchas y amarguras. El alma se encierra o la encierran. El alma es como el lomo del carguero que arrastra las cadenas psíquicas emocionales. El alma enferma cuando el sujeto no le hace Tikún. El Tikún es la tarea que cada quién debe hacerle a su alma. El alma se asfixia con tanto ego, y peso dentro y por eso, necesita del Tikún, porque cuando hace corrección, descansa. El Tikún es pues la liberación del alma por tanta acumulación negativa, errada, funesta, incorrecta y se hace aquí y ahora por corrección y rectificación. No dejes más a tu alma en estado enfermizo, decaído, triste, abatido, infectado, afectado, cansada y trabajada. Oxigena a tu alma por corrección. Levanta tu alma y hazla resplandecer, te conviene y siempre obedece al indicador divino.

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