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EL MAL HÁBITO DE HERIR Y DE OFENDER

Foto del escritor: Dr. Rey EstradaDr. Rey Estrada

Existe la tendencia en nosotros del mal hábito de herir y de ofender. Un hábito es una actitud en repetición, es una costumbre constante. Algunas personas se pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les dijo e hizo.


Pero si somos realistas ¡Nadie los ha ofendido! Son tus expectativas de lo que esperaban de esas personas, las que le hirió. Las expectativas las creas cada quién con sus pensamientos. No son en sí reales, son imaginarias. Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor desde niña o niño y no te lo dieron, no tienes por qué sentirte ofendido. Fueron tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas. Tus ideas son las que te lastimaron. Observa que estamos hablando de expectativas tuyas no de personas.


Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal o cual forma y no lo hizo, tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. Un hombre consulta a un consejero sobre su caso con su ex pareja, el desea que ella regrese a casa. Pasan los consejos, y de pronto el hombre se da cuenta que la ex no quiere regresar, ¿Qué interpreta el angustiado? Que el consejero lo ha traicionado y arremete contra él, cuando ve que sus expectativas no se han cumplido. Los consejeros no atraen ni acerca a ex parejas. Cada quién atrae o aleja por medio de su buen o mal proceder. Estos son las personas que crean en sí mismos el mal hábito de sentirse ofendido contra todo y contra todos. Es un problema de víctimas del mal hábito.


¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman y no es Dios. Dios jamás ofende ni daña a nadie. Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma o se vuelve a armar.


El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas” que se han anidado en tu corazón por tiempo atrás.


Cuando nacemos, somos auténticos, pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, parejas, la sociedad y los medios de comunicación nos enseñan y crean el cuento y nos montan la película falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y de cómo deben actuar los demás.


Una de las mayores fuentes de ofensas es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar y controlar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble.


Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías. Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es. Y es un círculo vicioso. Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca. Aprenderán de sus errores por sí mismos. ¡Déjalos ser! Nadie te pertenece ni aun tus hijos. Un día crecen y se van y ¿Tú? Las personas son como peces en un río caudaloso, cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.


1—–Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar la familia, la pareja, las personas y Dios, las que te hieren. Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA va a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque ellos tienen las suyas.

2—–Deja a las personas Ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos si te los piden, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3—–Nadie te pertenece. Ni tus padres, ni hijos, hi hermanas, ni amigos ni parejas, ni vecinos. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Vive y deja vivir.

4—–Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes oscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5—–La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja perfectos. Si hay cosas y personas que son buenos en gran manera, pero no perfectos- Es un concepto creado por la mente humana que a un nivel intelectual puedes comprender, pero que en la realidad NO EXISTE. Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serían puros árboles, Sol, no bichos… ¿existe? No. Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No. Solo a un nivel intelectual. En la realidad JAMÁS VA A EXISTIR LO PERFECTO MORAL Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad. Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres o no piensan como tú. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

6—– Disfruta de la vida, AQUÍ Y AHORA con lo que tienes o puedes adquirir mañana. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.

7—— Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado. Tira a esa persona tóxica al cajón del pasado y dile adiós. Te dará una enorme paz.

8—– A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices con quién quiere estar a nuestro lado que sea igualmente de feliz como yo. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos y llevarnos. Es superfluo e inútil gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo asfixiante.

9—– Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor. Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de consciencia en tu interior. Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida, pero, sobre todo, deja el mal hábito de sentirte ofendido por las expectativas. No se ponga el sol sobre vuestro enojo. Un corazón pacifico es aquel que ha logrado soltar sus cargas, sus luchas, sus aflicciones, sus mentalidades ofensivas y tener un proceder justo, recto y correcto. Dr. Rey Estrada. reyestrada@gmail.com





 
 
 

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