Leemos en Isaías 56:5 “Yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá“
La mayor gloria del hombre en el reino de Dios No es ser discípulo ni hijo sino Rey. En el año 30 D.C. cuando Yahshúa inició Su ministerio público y comenzó a llamar a hombres como a Pedro, Andrés, Mateo, etc. Todos entraron bajo la condición de "Discípulos" bajo la guía del "Rabinato" del Mesías. La palabra discípulo es del hebreo "Talmid" que significa "Bajo orientación o gúia". Yahshúa llamó a Doce Talmids y los colocó a ese nivel. El número 12 es número de unidad y/o de plenitud con una connotación de autoridad. Estos Talmids estuvieron bajo el "Rabinato" desde el año 30 al 33 1/2 oyendo, viendo, recibiendo, y practicando al Mesías.
Los 12 Talmids estuvieron bajo la educación y era de las parábolas del Reino. Fue la era del aprendizaje. Cada uno venía ante Yahshúa con espíritu enseñable. Todos bajo sumisión. Pero cuando Yahshúa murió, fue sepultado, resucitó y los llenó en pentecostés con Su Santo Espíritu !Todo cambió! Se afirmó en ellos el "Espíritu de la verdad" que es lo mismo que decir el "Espíritu de la Convicción" mesianica y comenzarón a dar el "Salto Cuántico" de Talmid discípulo a Ed o Testigos presenciales de la resurrección de Cristo. El Talmid fue investido de Ede o de Testigo presencial y de ahí arrancó la era del Hijo que duró 36 ½ años, desde el año 33 ½ de la Resurrección al año 70 d.C. la era de la Consumación, cuando todo fue cumplido de Juan 19:30 a Apocalipsis 21:6.
La era del Hijo manejó la Fe en esperanza. Era la Fe de las grandes expectivas de la profecía dicha por Yahshúa en el Sermón del Monte de Mateo 24, de Marcos 13 y de Lucas 21. En la era del Talmid o Discípulo todo fue preguntas. En la era del Hijo todo fue expectativa. No existe una era de Reyes, sino una Adimensión de Reyes de un Reino que no tiene fin. Si se acaban los Reyes se termina el Reino. La profecía de Daniel 7:18 está cumplida en Cristo "Recibirán el Reino los Santos del Altísimo y poseerán el Reino hasta el siglo, eternamente y para siempre".
Dsde el año 70 d.C. nos encontramos en la Adimensión del Rey. Venimos transicionando nuestro entendimiento del aprendizaje a la esperanza y de la esperanza al disfrute y el disfrute pertenece a la Adimensión de la Plenitud.
Entonces, estaba profetizado en Isaías 56:5 que Dios nos daría un nombre mejor que el de hijos e hijas, y Apocalipsis 1:6 dice que Cristo nos hizo reyes y sacerdotes para Dios su Padre. Ya estamos en un nuevo nombre perpetuo y nueva identidad que nunca perecerá y es en el nombre de Reyes. Para llegar al nombre de Reyes, a Dios le fue necesario hacer transiciones. En transición las primeras cosas se pasan por vía del cumplimiento para darle entrada a un nuevo orden, gobierno, posición y gloria espiritual.
En el antiguo testamento, el pueblo de Israel vivió transiciones. Por ejemplo: Ellos pasaron de esclavos en Egipto a peregrinos en el desierto y de peregrinos a herederos en Canaán. Siempre que hubo una transición, Dios los trajo a una nueva gloria o nivel que es la manifestación de un nuevo conocimiento o entendimiento. En el nuevo testamento, vemos transiciones: Por ejemplo: Leemos en Hebreos 8:13 al que decir nuevo pacto se dio por viejo al primero, y en Apocalipsis 21:1 al ver un nuevo cielo se dio por pasado al primero. En transición siempre hubo cambio de glorias. Cuando una verdad entra a tu entendimiento es para hacer cambios fuertes que te sacuden el piso del entendimiento. De muerte a vida; de odre viejo a odre nuevo; de lo antiguo a lo nuevo; de hijo a rey.
El propósito de Dios es pasarte el entendimiento a una nueva gloria. El gran problema del hombre del Iglesismo es que no se deja renovar el entendimiento. Se queda pegado, embotado, atrasado y hermetizado en sus viejos rudimentos y de ahí no quiere avanzar, por eso, uno debe avanzar de lo retrospectivo a los prospectivo de Dios. ¡Déjate cambiar el entendimiento! ¡Deja que entre en nuevas glorias!. Deja a Egipto y entra en Canaán. Deja la muerte y entra a vida. Deja ley y entra a gracia. Deja el viejo vino y entra al vino nuevo. Deja gracia y entra a la gloria de la plenitud. Sólo déjate renovar.
Dios como Ser nunca cambia, pero sus manifestaciones de movimiento para con el hombre sí, porque el plan es traerlo de gloria en gloria, ¿Qué es una gloria? Es un nuevo conocimiento de Dios. Es una nueva luz. Es vernos ubicados dentro del nuevo orden de Dios. El nuevo orden de Dios es verte Rey no Hijo. La era del hijo ya pasó, porque en esa era, la gente fue redimida de la maldición de la ley (Gálatas 4:4-7). En Rey: Estamos no pidiendo ni esperando. Estamos es reinando o disfrutando.
El lenguaje que se hablaba en la era del hijo (antes del año 70 d.C.) era este: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (1 Corintios 13:11) La era de hijo era la del niño en Cristo (1 Corintios 3). Se hablaba como niño, porque se estaba en rudimentos, en formación, creciendo en gracia e impulsando el proceso de madurez (que es llegar a quitar del entendimiento las cosas de niño, como divisiones, rudimentos, rituales, ceremonias, lenguas, profecías, expectativas, liberaciones, diablo, demonios, altares, unciones, ministraciones etc).
En la postura de hijo no se aprecia la identidad de Rey y no se conoce todo el espectro completo. No hay una cosmovisión plena. Al llegar a Rey uno deja de ser hijo y deja las niñerias para llegar a la unidad. Hijo y Padre en la era del hijo era un estado de subordinación, pero al llegar a la Adimensión Rey se es Uno, Unidad y Unicidad con Dios y en Unicidad no hay subordnación.
En la era del hijo: El hijo pedía al Padre y la dinámica de la oración era de abajo hacia arriba. En la Adimensión de Rey, la oración es una dinámica interna entre Dios y tú como un estilo de conexión y de vida. Ya no es de petición sino de confianza plena o de disfrute, porque estamos completos y bendecidos con toda bendición espiritual. Las oraciones del pedir bendiciones son las oraciones de la era de los niños en Cristo, la era de los hijos e hijas de Dios. Por eso, Dios los deja que vivan el proceso de perfeccionamiento, para que a lo último dejen la etapa de niño o de hijo. Por ejemplo: ¿Qué pasó en la parábola del hijo prodigo? Allí vemos a un hijo pidiéndole a su Padre la herencia. Pero él no estaba en la edad de recibirla, y se fue con ella a un país lejano, ¿Qué hizo en ese país? No supo valorarla. ¿Por qué el Padre entonces se la dio? Se la dio para que viviera el proceso de perfeccionamiento o madurez de entendimiento. Cuando el hijo prodigo terminó el proceso, él mismo dijo: ¡Me levantaré e iré a la casa de mi Padre! ¿Qué entendió al terminar el proceso? Que nunca debió salir de la casa de su padre, donde era Rey, Señor de todo.
Cuando uno tiene una Herencia es para entrar a la misma medida del que da la herencia. Es para vivir esa igualdad o unidad. La gloria del hijo de Dios es terminar el proceso de perfeccionamiento para ser llevado a la gloria del Rey, a la gloria de la herencia, a la gloria de la unidad del heredero con el dador de la herencia.
¿Qué es lo lamentable hoy en día en el Cristianismo? Que los líderes de concilios, religiones e iglesias mantienen al pueblo en la era de niños y de hijos. Los tienen en los primeros rudimentos de la doctrina de Cristo (Hebreos 5:12). Los tienen orando bendiciones espirituales. Ahí, en esa leche, son inexpertos, siempre haciendo que el pueblo dependa de sus cinco ministerios y señoríos humanos. Y aquellos pastores que logran conocer gracia, por no ver crecimiento numérico y económico como lo tienen los de ley, ¿Qué hacen? En lugar de llevar al pueblo a la gloria del Rey, lo tiran de nuevo al yugo del ayuno, las vigilias, las ministraciones rituales con agua, incienso y aceite a ver si dándoles rudimentos, la gente llega a sus cultos de gracia, y por eso, en ese Iglesismo, la identidad de Rey está y sigue escondida. ¡Son los pobres ministros de la numerolatría!.
La nueva gloria del hijo es la identidad y Adimensión de Rey, y la herencia más grande de la herencia de Dios es ser Unidad, es ser Uno con el dador. Dios. En el año 70 d.C. después de que el hijo se sujetó al Padre para que Dios fuera todo en todos (1 Corintios 15:28), dejó de ser padre para ser Unicidad contigo. En la Adimensión Rey, se acaba en mí la numerolatría, el sensacionalismo, el ritualismo. Se va de mi la era de niño en Cristo y la era de hijo de Dios, para darle comienzo al Reinado de Unidad, donde todos "Somos Reino" y somos Uno en el mismo Cristo, mismo Espíritu, mismo Reino y mismo Dios, por eso, es que Pablo en el primer siglo no pudo hablarle al pueblo como a espirituales sino como a niños en Cristo (1 Corintios 3:1) por la separaciones y divisiones y preferenciales apostolicas de "Yo soy de Pablo, Yo soy de Pedro, Yo soy de Apolos y Yo soy de Cristo" !Puras niñerías.
La era del hijo ya dejó de ser. La era de conocer en parte se acabó. La era del espejo se acabó. La era de los rudimentos se acabó. La era de las nilñerías se acabó. La era de las expectativas de acabó. En la Adimensión Rey estamos cara a cara con Dios. Yo estoy cara a cara contigo. Tú el mismo Dios que el mío. El mismo "Namasté".
En el primer siglo, se conocía en parte y mientras se conocía en parte, lo perfecto (Lo de Rey) (Lo del pleno conocimiento) (Lo del amor incondicional) (LO del Varón Perfecto) No se apreciaba. La era del discípulo como la era del hijo se terminaron en el año 70 d.C. cuando todo fue cumplido, pero Pablo enseñó que vendría algo que nunca dejaría de ser y era el amor incondicional (1 Corintios 13:8). 27. Algo que nunca deja de ser es eterno. Nunca dejarás de ser Rey. Nunca dejarás de ser Uno con Dios. Después de la era de hijo vendría el nombre eterno. La era del hijo ya dejó de ser y le dio entrada a la Adimensión del Rey en plenitud espiritual.
REY es el nombre imperial que nunca en ti dejara de ser. Bajo la era del hijo, un titulo de Rey estaba escondido para revelarse. En la Adimensión del Rey No somos subalternos sino iguales en identidad, nombre, gobierno, reino y señorío espiritual. En la postura de hijo no conoces todo. En la postura de Rey todo lo conoces por medio del amor. El Reino es vino nuevo, y debemos preparar nuevos odres y traerlos por conocimiento a la gloria de Rey. Hay entendimientos que rechazan este mensaje de transiciones, de cambios y de altas comprensiones. !Ojala despierten a tiempo! Porque es Tiempo de Reino y no de Iglesismo. Entendimientos que les va a tardar mucho tiempo salir de la era de discípulo y de hijo, que es la era de los niños en Cristo. Pero dejémoslo vivir el proceso del perfeccionamiento. Rechazaran. Heretizarán. Juzgarán. Dirán "Mala doctrina". Digan lo que digan los niños en Cristo, nosotros, los Reyes los entendemos, también pasamos por ese túnel tratando de ver la luz, pero ahora, la luz de Rey nos alumbra. Aquí en "Somos Reino" no maldecimos, lo que Dios ya bendijo. Recuerda, que cuando una Verdad entra a tu entendimiento !Sacude! pero es para renovarlo, cambiarlo de sitio, y quitarle los viejos velos de la ignorancia. El que está en la gloria de Rey ha trascendido, porque es la gloria de Plenitud. Vive tu majestad.
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En realidad con este conocimiento del Reino de Dios, que llegue a TODO ser humano (Rey y Sacerdote de Dios) se acabarían todas las Re-ligiones del mundo, e incluso las guerras por motivos religiosos entre Sarah y la esclava Agar, entre Isaac e Ismael, entre Judíos y Palestinos, y entraríamos todos YA a vivir en la Plenitud del REINO ETERNO DE DIOS. Eso es posible gracias a la CONSCIENCIA que tengamos de la esfera Celestial del Reino y por ello es que es indispensable PROCLAMARLO abiertamente al mundo enceguecido por la religiosidad humana.