CAPÍTULO II: ESCRITURA Y BIBLIA
Sección 4: Los Dos Universos: Atzilut y Briá
Conocemos que, hay dos universos. Atzilut es Dios mismo. El “Universo de Atzilut” que está por encima del alma y del cuerpo físico. Es más profundo que alma/cuerpo. Atzilut es el universo del Espíritu y es el opuesto a Briá que es la creación de este mundo material o cósmico dónde vivimos que es efímero, temporal, perecedero y mortal. Todo lo que Dios creó, en Cristo fueron creados el universo de Atzilut y el universo de Briá Atzilut. Cristo es el Adón Olam del universo invisible de Atzilut y del universo visible de Briá. En nosotros, Atzilut es el universo del espíritu y Briá es el universo de la carne. Lo que es nacido de Atzilut, es Atzilut y lo que es nacido de Briá, es Briá. Atzilut y Briá fueron creados por medio de Cristo y para Cristo, siendo Cristo antes de todas las cosas y todas las cosas en él subsisten (Colosenses 1:16,17). En Atzilut se manifiestan todas las acciones del Espíritu Santo y en Briá las de la carne.
Conocemos que, Atzilut que en hebreo significa “Lo que es junto a Dios o en Dios”. Atzilut es el universo de los seres sobrenaturales. Es el Reino de los espíritus perfectos. Atzilut es lo inmutable, lo que no cambia. Atzilut existió antes de la creación de Génesis 1:1 “Cielos y tierra”. Atzilut es el que le dio fuego, aire, agua y tierra al mundo del tiempo y del espacio. Atzilut es el mundo de la luz divina que le dio luz al mundo inferior de Briá. Atzilut es el mundo de la Unidad perfecta. Es el mundo de la supra conciencia de Dios. Todo lo que fue llamado, formado, hecho, creado, afirmado es mantenido por Atzilut.
Atzilut es Cristo, quién es el árbol de la vida eterna. Cristo es el número Diez. El árbol de la vida tiene Diez emanaciones: Kéter -Corona. Biná -Entendimiento. Jojmá -Sabiduría. Guevurá -Poder. Jésed -Bondad. Tiféret -Belleza. Hod -Esplendor. Netzá -Victoria. Yesod -Fundamento. Maljut -Reino.
Atzilut es el mundo del “Ein Soft” que en hebreo es el “Divino infinito” el que es sin límite, sin final, espacio, y tiempo. Es eterno. Briá es el mundo del “Soft” que es el mundo final. Es perecedero. El Ein Soft es el punto de encuentro entre el espíritu del bendecido, escogido y predestinado en Cristo con el Espíritu de Dios. El Ein Soft es e+E=Uno, es decir, e igual a espíritu mío + E es igual a Espíritu de Dios. Cuando A es igual a A ambos son idénticos, ambos fusionan en un solo Espíritu. El Espíritu con mayúscula toma al espíritu mío con minúscula y lo encripta, lo sella y lo une a su esencia. El mundo del Ein Soft es pura esencia. En Briá hay edad. En Atzilut no hay edad, fecha de vencimiento, ni calendario. Atzilut en nosotros es espíritu y Briá es mente. Atzilut es sin condiciones. Bría es condiciones. En Atzilut el espíritu está preparado para la eternidad. En Briá el alma/cuerpo son de la muerte “El alma que pecare, esa morirá”. Atzilut es el estado eterno del espíritu con Dios. Bría es el estado transitorio del alma/cuerpo con este mundo físico/material. En Gálatas 2:20 Pablo dijo “Ya no vivo Yo” “Más Cristo vive en mí”. El Yo de Pablo era Briá. El Cristo de Pablo era Atzilut. El Yo de Briá siempre está relacionado con el Ego. El Ego es el que no deja al hombre, entrar en Cristo. El Ego es solo puerta para sí mismo. La socia del Ego es el alma/carne. Dentro del universo de Atzilut existe el -no yo-. Todo en Briá es yo + yo. El -no yo- es espíritu. En Briá, el hombre hace muchos desequilibrios de su yo. Estos desequilibrios vienen de la tensión -yo-ego-.
Cuando un bendecido, escogido y predestinado viene a Cristo, asciende al -no yo-, por eso, Pablo lo entendió y dijo: “Ya no vivo Yo”. Pablo fue un hombre de Atzilut.
Conocemos que, Atzilut es la fuente de Yetziráh que en hebreo es “Formación” que significa “Trazar los planos de cualquier proyecto a construir”. Yetziráh no es ejecución es tan solo proyección. Quién construye los planos de Yetziráh es Atzilut (La fuente/poder) que es el que le da vida a la formación y/o creación. Vemos Yetziráh en Génesis 2:7 Y formó pues el Eterno Dios al hombre, del polvo de la tierra, y sopló en las ventanas de su nariz aliento de vida; y fue el hombre Ser (Alma) viviente. ¿Qué hizo Dios? Implantó de manera vital, las dos fuerzas: la fuerza espiritual que le dio origen al espíritu del hombre y la fuerza almática respiratoria que le dio origen al Ser o alma viviente, habiendo formado el cuerpo del polvo de la tierra. Este es el primer versículo del Ser completo del hombre: espíritu (vino del Soplo), cuerpo (vino del Polvo), alma (vino como reacción del Soplo entrando en el Polvo o cuerpo humano. En su espíritu, el hombre un Ser adimensional que no muere y un Ser dimensional que cae de manera mortal y/o muere, juntamente con su alma (mente, emociones, voluntad). Después que el espíritu parta del alma/cuerpo y de este mundo de Briá, entra conectado a Atzilut o Dios. El que tiene Vida Eterna es el espíritu.
Conocemos que, existe el “Olam Habá” que es el mundo del “Más allá” o el “Mundo venidero” que es una existencia eterna viniendo a este mundo, que en Cristo ya vino y tenemos Olam Habá. El 90% de los ocho mil millones de seres que caminamos por este mundo, llevan la inquietud constante del que será su vida después de la muerte. Es la inquietud con temor a lo desconocido. La gente siempre está esperando ver lo que ha de ser respecto a su destino y lo que deben estar informados es que Dios ya envío a su Hijo que es Cristo quién es el Adón o Señor del mundo del Olam Habá. Juan 3:13 dice “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el hijo del Hombre, que está en el cielo”. El cielo es el Olam Habá. El cielo y Dios es una misma esencia. El cielo de Dios no es un sitio físico o cósmico del Olam Habá. Estar en el cielo es lo mismo que estar en Dios. Todo bendecido, escogido y predestinado que está en Dios está en su propio cielo. Cuando estamos en Cristo, hemos subido al cielo y estamos en el cielo.
«En el Mundo Venidero» del Olam Habá, no hay formas físicas o cuerpos humanos, sólo hay espíritus perfectos de Dios. No existe el comer o beber, o cualquiera de las cosas materiales que los cuerpos de carne y sangre, precisan en este mundo actual, llamado el Olam Hazeh. En el Olam Habá, no tendrá lugar o manifestación de la carne o ninguno de los acontecimientos que ocurren a los cuerpos en este mundo actual, (La carne ni la sangre heredan el Olam Habá) los espíritus perfectos en Cristo, disfrutan aquí y ahora las “Arras” anticipadas del Olam Habá en Cristo. Efesios 1:20,21 dice que Cristo está sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo (Olam Hazeh), sino también en el venidero (Olam Habá). Lo inferior jamás estará presente en el Olam Habá que es una vida sin muerte, pues la muerte es sólo una condición del cuerpo. La luz inmarcesible, el reino inconmovible, la vida eterna, la plenitud del que todo lo llena, es la recompensa del hombre que fue en esta tierra el “Hombre de Dios” recompensa de gloria frente a la no recompensa superior, y el bien frente al que no hay bien mayor.
Conocemos que, El hombre fuera de Cristo, el no bendecido, escogido ni predestinado, jamás estará en el Olam Habá o en el Atzilut. El Olam Hazeh es el espacio real en que cada ser humano recibe lo suyo, recibes los efectos de sus causas, ¿Por qué? Porque activa su propio “Yetzer” que en hebreo es “La perversa inclinación oscura” del mal y del pecado. Este Yetzer es lo que se conoce en la Biblia como el “Satán” “Demonio” “Diablo”.
Conocemos que, la Yetziráh que es formación de los planos físicos, también es la conformación de los planos espirituales. El cuerpo ya es una Yetziráh formada, pero dentro del cuerpo la Yetziráh necesita conformar el carácter de Cristo, porque el Espíritu Santo le da la inclinación santa para ello. Tenemos la doble Yetziráh. Tenemos una por delante que es la Yetziráh que inclina al hombre hacia la muerte eterna segura y la Yetziráh de atrás que empuja al hombre hacia el carácter de Cristo. ¿Qué se encuentra entre la dos Yetziráh? El libre albedrío. Sobre el libre albedrío del Hombre espiritual, Dios le produce el querer como el hacer el carácter de Cristo. Sobre el libre albedrío del Hombre natural, almático y carnal, él mismo hace el ejercicio de su libre rechazo a Cristo. Vemos las dos Yetziráh en los árboles del bien/mal y el de la vida. Dios, en Génesis 17 puso a escoger al hombre y ¿Qué fruto comió con Eva? Génesis 3:6 la Yetziráh o inclinación dual. Para todas las acciones del hombre de la Yetziráh o inclinación hacia el Ego, el mal y el pecado, hay una retribución divina llamada la “Ira de Dios” que es el ejercicio justo de la justicia sobre el malhechor. Paras las acciones del hombre de la Yetziráh o inclinaciones a las cosas del Espíritu, hay una distribución de bendiciones y la entrada fija y segura al Olam Habá. Cada ser humano está frente a una muy seria decisión por rehusar o tener a Cristo. Esto es Cristo para vida eterna o Cristo para muerte.
En el I Siglo, todos los apóstoles y creyentes en Cristo, se fueron a la Gloria y ¿Qué es la Gloria eterna? Es un -no volver- del Olam Habá. De allí nadie envía cartas o mensajes para describir su situación en esa condición. Todo lo que alguien imagine y haga una fantasía del Olam Habá es una mera suposición. Somos Seres de dos clases de hombres: el hombre exterior que se va desgastando en medio de la prueba y el hombre interior que se va preparando y renovando de día a día para la gloria eterna (2 Corintios 4:16-18). El hombre interior es el hombre en Cristo, es nuestro espíritu. Este hombre es eterno. El hombre exterior es solo una morada terrenal, un tabernáculo que se deshace, pero el hombre interior tiene de Dios un edificio espiritual, una cada no hecha de manos, eterno, en los cielos. El hombre interior o espiritual nuestro, gime desenado ser revestido de la habitación celestial que es vestido incorruptible o inmortal. El hombre interior anhela ser hallado vestido y no desnudo para que lo mortal sea absorbido por la vida del Olam Habá, por eso, en este hombre exterior, tenemos adentro las “Arras del Olam Habá”.
Conocemos que, hay dos estados: el estado “Ausente” del cuerpo y el estado “Presente al Señor” (2 Corintios 5:8). Al estado presente está y va el hombre interior, el espíritu. El estado presente es del Olam Habá. Nosotros, los hombres de Cristo, llevamos por dentro el estado presente. Entendamos que, ningún placer y ninguna satisfacción de este mundo pueden retribuir ni hacer una comparación siquiera por una sola buena acción al Olam Habá, ya que los placeres terrenales de este mundo, nunca son eternos. La satisfacción eterna se logra únicamente se está en Cristo. La naturaleza del Olam Habá es radicalmente opuesta al Olam Hazéh. Por eso, hay una gran diferencia de destinos, entre el hombre espiritual que obró virtuosamente y el hombre carnal que pecó y no cambió. No sacó a flote sesgos ni rasgos del carácter o imagen espiritual de Cristo. La pregunta es, ¿A dónde pasará cada quién en la eternidad? La eternidad es el gran destino de Cristo a juzgar a cada quién. Veámoslo al estudiar en lo siguiente la “Sección 5 “Las Dos Eternidades”. Somos Reino.
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