CAPÍTULO II: ESCRITURA Y BIBLIA
Sección 2: Las Dos Biblias: Hebrea y Greco romana.
Conocemos que, existen dos clases de Biblias: la biblia hebrea y la biblia greco romana. La hebrea se refiere a los libros escritos en hebreo y arameo antiguo. Recibe el nombre de “Tanaj” por sus tres componentes: (1) La Torá con sus cinco libros tradicionales: Génesis, éxodo, números, levítico y Deuteronomio, (2) Los Nebiim o profetas, (3) Los Ketubim o diferentes escritos.
Conocemos que, la Biblia hebrea es una recopilación de textos legendarios, legales, poéticos, proféticos, filosóficos e históricos escrita casi por completo en hebreo y con dialectos semíticos arameos. La hebrea a partir de 600 a. de C. se convirtió en lengua franca de Oriente Próximo. Contiene 39 libros divididos originalmente por temas o autores. Sus libros de mayor volumen son 1 y el 2 de Samuel, el 1 y el 2 de los Reyes y el 1 y el 2 de las Crónicas. La Biblia hebrea es la Escritura fundamental del judaísmo, y no obedece a la Biblia greco romana después del I Siglo.
Conocemos que, la Biblia hebrea está cimentada en una historia terrenal. En un trato relacional directo entre Elohim e Israel “Su pueblo elegido” siendo Israel el actor fundamental en esta obra dramática. El éxito y las abundantes bendiciones, posiciones y condiciones Israel estuvieron supeditadas a la obediencia a los mandamientos de Dios que determinaron la dirección en que correría el flujo de su historia.
Conocemos que, la Biblia se dedica a contar, los numerosos triunfos de Israel de la conquista israelita de Canaán, los milagros, reveses inesperados y mucho sufrimiento colectivo en el decursar de su historia. Centraliza la fundación de un gran imperio por el Rey David y la construcción del I Templo de Jerusalén por su hijo Salomón. A Israel, le siguió el cisma, las caídas reiteradas en la idolatría a Molos. Quémos, Baal, Astoret, y finalmente el exilio. La Biblia hebrea describe que después de la muerte de Salomón, las diez tribus o clanes del norte, molestas al verse subyugadas por los reyes davídicos de Jerusalén, se aislaron unilateralmente de la monarquía unida, forzando así la creación de los dos reinos rivales de la misma familia de Israel, el del norte y el de Judá en el sur que es el equivalente a los dos reyes Jeroboam y Roboam. Ambos en Oseas pecaron y se inclinaron a los falsos dioses extranjeros.
Todos los reyes del reino del norte fueron unos monarcas pecadores irrecuperables; y algunos reyes de Judá se apartaron de la senda de la devoción cabal a Dios y perdieron su temor reverente a Hashem. Por ley de causa y efecto, Israel vivió el dominio de los invasores y opresores extranjeros, interpretados como castigos por sus pecados. Vinieron los arameos de Siria y hostigaron al reino de Israel. Vinieron los poderosos del imperio asirio y le provocaron una gran devastación sin precedentes en las ciudades del reino del norte y, en el año 720 a. de C., una parte importante de las diez tribus, les vino el amargo destino de la destrucción y el exilio. El reino de Judá sobrevivió durante más de un siglo, pero su gente no pudo evitar el juicio ineludible de Dios. En el año 588 a. de C., vino el brutal imperio babilónico, y redujo al país de Israel (Judea) e incendió Jerusalén y su Templo. Cuando entramos al I Siglo, nos encontramos con Israel, un liderazgo, un templo y una ciudad de Jerusalén en pleno apostasía y paganismo. Todo estaba bajo el manto de la corrupción y la codicia y en este escenario, Dios envía a su Hijo Yahshúa con espíritu de perdón, redención, salvación y liberación, pero el sanedrín, los ancianos de Israel, los saduceos, esenios, fariseos, sumos sacerdotes y sacerdotes y pueblo en general, no ven en el aquel HaMashiahj del cielo, como su legitimo Mesías y lo crucifican. Yahshúa visita al Templo y encuentra que la permisiva de los sumos sacerdotes de turno, lo había convertido en guarida de malhechos y comerciantes paganos haciendo uso de su gran atrio y la casa de oración fue hecha plaza de comercio y suelta sobre el piso del Templo el látigo que fue la aplicación anticipada de gran juicio y este juicio vino en el año 70 D.C., dónde Dios usó como instrumento de justicia retributiva o de castigo sobre todo el orgullo nacional judío a las poderosas legiones romanas que al comando de Tito el gentil lo destruyó, dejando a Jerusalén hasta la actualidad de hoy sin “Templo Sagrado”. Lo que Israel y hasta el día de hoy, no se ha entendido que Dios ya no habita en Templos religiosos hechos por la mano judía o gentiles (Hechos 17:24), porque El es el III Templo indestructible de Apocalipsis 21:3 “Tabernáculo de Dios con los hombres como Su Dios”.
Conocemos que, el primer libro de la Biblia hebra es Génesis, escrito aproximadamente en el año 1.445 a de C. y el último libro de Apocalipsis del I Siglo, entre el año 58 al 62 de los días corrientes y correspondientes de aquella generación de Cristo, las 7 Iglesias y los apóstoles escritores. La Biblia hebrea no reconoce al Nuevo Testamento con sus 27 libros ya que nunca aceptaron ni creyeron los antiguos judíos que Yahshúa era el Adón de Dios para salvación de Israel.
Conocemos que, la segunda Biblia es la Biblia greco romana. Provino del Rey Ptolomeo II Filadelfo quién fue el segundo monarca de la dinastía Ptolemaica. Hizo la edad de oro. Ptolomeo II invirtió mucho en Alejandría Egipto, supervisó la culminación de la “Biblioteca de Alejandría” y en la construcción del “Faro de Alejandría” una maravilla del aquel mundo de entonces. Agrando la expansión del “Helenismo” griego. Liberó a los esclavos judíos bajo el régimen del reinado de su padre. Estos judíos hicieron crecer la comunidad judía en Alejandría. A Ptolomeo II le encantaba el gran conocimiento y uno de sus grandes logros fue el apoyo económico e intelectual de la composición de la versión de la Biblia la “Septuaginta” que fue la traducción al griego de la Torá judía por 70 expertos judíos en hebreo entre el año 285-246 antes de Cristo.
La Biblia hebrea pasó a la Biblia greco romana. Cuando el fulgor del “Cristianismo Católico” hizo sus inicios a partir del año 313 con Teodosio y Constantino, fue siendo adoptada como Biblia oficial de dicho cristianismo. Fue la primera interpretación hebrea a otro idioma. en el Siglo V en occidente, surgió la versión de la Biblia Vulgata de San Jerónimo. Se afirma que, la Biblia fue escrita por 40 escritores que escribieron sobre Dios y Cristo en un período de 1.600 años. Que su biblioteca consta en su reconocimiento de la inspiración de 66 libros. Que al antiguo testamento con sus 39 libros para los judíos fue el Tanaj y para los griegos fue la Septuaginta. Que los copistas de la Biblia no debieron escribir “Antiguo Testamento” sino antiguo pacto o Brit Hadashad, porque un testamento se confirma con la muerte del protagonista principal y dónde hay testamento era necesario que hubiese el testimonio de la muerte del testador y que un testamento no es válido entre tanto que el testador vive, y en el Antiguo “Testamento” el Cristo de Dios no había muerto. Que la expresión “Nuevo Testamento” con sus 27 libros, si es correcta porque Yahshúa el Cristo de Dios había muerto y dejó las riquezas espirituales de la herencia de Dios para el hombre, hebreos 9:16,17, 1 Pedro 1:4. Que no es la Biblia la que fue inspirada ni fue o es palabra de Dios. La Biblia es solo la biblioteca o conjunto ordenado de libros de Génesis a Apocalipsis. Lo que es revelado, inspirado es toda la Escritura de Dios.
Conocemos que, en el Siglo XVI vinieron Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, dos monjes sinceros que quisieron “Purgar” a la “Iglesia Católica” de sus errores, abusos, interpretaciones y regresarlos a las raíces bíblicas. Los dos fallecieron en el exilio. La visión de ambos era ver una “Iglesia Reformada” y tradujeron la Versión de la Biblia conocida como la “Biblia Reina Valera” que hasta el día de hoy la usan los “protestantes”.
Conocemos que, al llegar al Pleno Entendimiento de la Plenitud de Dios o a la cima máxima de todas las Consumaciones espirituales y doctrinales, la Biblia se hace nuestra Biblia histórica realizada. Es Biblia histórica, porque en cada edad o dispensación: Adán, Abraham, Moisés, Pablo, Juan hicieron su respetiva y correspondiente aporte a la historia bíblica. Que al hacer historia y al ver y entender consumaciones, Dios fue “Preterista” y no el hombre. No existe tal cosa como “Escuela Preterista” porque ningún antiguo o nuevo “Preterista” hizo cumplimientos totales de Dios. Pretérito es un logro en el pasado para poder precisar y posicionar en un eterno presente los efectos y objetivos logrados o realizados por la fidelidad de Dios en esas consumaciones. Lo que si existen son “Hombres Plenos” que, al ponerse los lentes de la plenitud, han visto con suma claridad 20/20 los cumplimientos de Dios en Cristo en el I Siglo. Cumplimientos de carácter inminente y no trascendente. Dios si le cumplió el sueño, la visión de gloria eterna, vaticinios del sermón del monte, y la esperanza a aquellos fieles y santos del I Siglo, judíos y gentiles de la casa de Israel que entregaron su vida por la causa del Cristo de Dios quién fuera su Adón y Salvador.
Conocemos que, en Plenitud (Colosenses 2:9,10) nuestro “Canon” está completo en Cristo, porque el Canon es Cristo, el que lo llena Todo con su Todo en Todos. Nosotros, los “Hombres Plenos” conocemos que, sin Juan 19:30 no hay Salvación y sin Apocalipsis 21:6 no hay Reino. Nosotros, cuando trazamos por predicación y/o enseñanza, la historicidad de toda la Biblia, mostramos esos cumplimientos al hombre para que éste sea vea completo en Cristo (Colosenses 1:28) y con todos los efectos espirituales de Dios y nunca se vea vacío ni doctrinal ni espiritualmente. Despertamos la conciencia y la identidad de Reyes de Apocalipsis 5:10. Nosotros, estando en la cima de la Plenitud de todos los entendimientos en Cristo, no necesitamos quitarle nada a la Biblia histórica, porque “Quitarle” no es nuestro desgaste y trabajo, es afirmar lo que Dios ya hizo por el hombre en Cristo. Poseemos en Cristo, la visión perfecta del saber, conocer y entender que muchas cosas en varios pasajes, fueron impuestas por los copistas en el ejercicio de traducción y transliteración, pero que no nos afectan como “Hombre Plenos” y maduros que buscamos hacer una espiritualidad pragmática o una praxis de frutos del Cristo que nos ha hecho “Nacer de Nuevo”. Somos Reino.
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