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Foto del escritorDr. Rey Estrada

CONOZCA LA GNOSEOLOGÍA DE DIOS

Conozca al Dios del Reino: Capítulo 1

Sección 9: Conozca la Gnoseología de Dios

 

Conocemos que, la palabra Gnoseología es del griego “Gnosis” o “Ciencia” aplicada a Dios, del latín “Scire” que significa Saber.


En el Edén hubo dos clases de Gnosis: La ciencia de la vida y la ciencia del bien y del mal. Fueron dos ciencias en dos árboles. La palabra “Árbol” es símbolo de “Hombre”. En el Edén hubo solo dos hombres: Adán: árbol del dos y Cristo: árbol del Uno. La vida de Cristo no se dividió en dos. La vida de Adán se dividió en dos. Adán como Cristo fueron las cabezas federales del mundo. Cada uno representó una ciencia. Cada uno constituyó a su posteridad. Adán constituyó con su pecado a hombres pecadores. Cristo constituyó con su justicia a hombres justos.


Lo primero que nos enseña la gnoseología es observar, pero observar no es leer. Muchos leen sobre la superficie de un versículo, porque sus ojos sólo están puestos encima de la letra del versículo y nada más. Observar es darse cuenta, es introducir la vista en lo profundo, es ser detallista. ¿Que observamos en Juan 17:3? Que la vida eterna estuvo relacionada al conocimiento/gnosis de Dios. Que la vida eterna es conocer a Dios y a Yahshúa el Cristo. Que conocer es poseer la esencia del objeto conocido, por ejemplo, en Génesis 4:1 leemos que “Conoció Adán a su mujer Eva”. Que conocieron su esencia interior por medio de acercamiento. Hebreos 11:6 dice que “…es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay…”. Que el puente entre la vida eterna y Dios es el conocimiento no meramente racional sino relacional (Comunión) con Dios. Que el hombre no tiene que morir para tener vida eterna o tener Dios. Que en vida el hombre puede tener esa vida eterna que está en el hijo. Que el Hijo es conocimiento. Que algo es eterno, mientras el sujeto esté en pie recibiendo en vida el propósito. Que la vida eterna es el Dios eterno en el epicentro de tu espíritu. Que muere lo humano, pero queda lo eterno, por eso, no vamos a Dios porque ya estamos en Dios. No vamos al cielo, porque ya estamos en el cielo. Esto es la ciencia de Dios. Que el conocimiento nos abre el camino hacia la vida. Que los conocimientos necesitan al camino. Que sin camino abierto o aperturado el hombre no puede alcanzar el conocimiento pleno de una ciencia.


Yahshúa dijo en Juan 14:6 “Yo Soy el camino…”. Que un camino necesita a una puerta. Que todo camino tiene un portal de ingreso o de entrada. Yahshúa también dijo en Juan 10:9 “Yo Soy la puerta…”. Que la vida eterna o el Dios eterno abrió para el hombre la puerta para el ingreso al camino. Que el camino es conocimiento de vida. Que cuando Yahshúa abrió la puerta y se declaró el camino a la vida eterna, estaba dándole cumplimiento a esto “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos los lados, para guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:24). Que antes de Yahshúa sólo hubo heraldos del camino (Juan el Bautista), pero nadie era el camino. Que el abrir el acceso o el camino estuvo destinado para Cristo. Que el camino de Génesis 3:24 fue Cristo. Que Cristo estuvo presente en el Edén. Que un camino es un acceso libre, Pablo hablando de los judíos y gentiles de la casa de Israel del I Siglo, dijo en Efesios 2:18 que “Por medio de Cristo los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre”, no hay que buscar más caminos, no hay que abrirlos en ninguna parte del mundo. Que el acceso de entrada estuvo y está abierto para la vida eterna y/o Dios. Esto es ciencia de Dios.

 

Conocemos que, los dos poderes de la ciencia de Dios son (1) La sabiduría y (2) La revelación en el conocimiento “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cual es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”, (Efesios 1:17,18). Que por medio de la sabiduría tenemos la capacidad de saber ciencia espiritual y por medio de la revelación la capacidad de ver lo espiritual. Que la sabiduría es la forma correcta de saber aplicar una información, mensaje y conocimiento a los asuntos de la vida. Que el rey Salomón no pidió dinero sino sabiduría para gobernar, es decir, que la vida le fue concediendo las formas correctas para aplicar el conocimiento de las cosas.  Que se nace para hacer sabiduría porque es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia. Que cuando la sabiduría entra al corazón y la ciencia al alma del sujeto, la discreción le guardará y le preservará la inteligencia” (Proverbios 2:11). Que las dos alas de la sabiduría son la instrucción y la dirección. Que la sabiduría libra del mal obrar y del mal camino. Que la sabiduría es el arte del buen vivir. Que la sabiduría no sólo aporta conocimiento, sino también transformar el ser porque ella se concentra sólo en lo que importa. Que lo opuesto a la sabiduría es la estupidez. Que estupidez es una torpeza, algo que no tiene sabiduría ni dirección.

 

Conocemos que, la raíz de la sabiduría en hebreo es “hhakham” que significa saber separar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Que una persona con sabiduría es la que es capaz de hacer estas diferencias. Que es saber hacer las cosas de acuerdo a las leyes operativas del universo. Que la sabiduría comporta la idea del discernimiento justo de las cosas. Que la sabiduría es la única que te hace ver el significado profundo de las cosas. Que es la que te hace vivir una vida con propósito. Que es la que te dice que lo positivo es tenencia y lo negativo es carencia.

 

Conocemos que, la revelación es el segundo o el otro poder de la ciencia de Dios. Que revelar es hacer visible el secreto o lo escondido. Revelar es correr el velo o abrir las cortinas que ocultaban las cosas. Que es cuando algo tiene cierto efecto o resultado. Que es manifestar. “…Dios fue manifestado en carne…” (1 Timoteo 3:16) y el verbo se hizo carne (Juan 1:14). Que hubo una carne que reveló a Dios, pero antes de ser carne era verbo (Dios). Que ese era el secreto oculto. Que era el misterio indescifrable. “Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros…” (Juan 1:14). Que la expresión “fue hecho” es revelación y/o manifestación. Que hace dos mil años el mundo vio la gran revelación o manifestación antes no conocida. Que muchas carnes antes de Yahshúa el Cristo hablaron de Dios, pero ninguna era el Dios manifestado. Que la palabra verbo y carne revelan dos naturalezas: la humana y la divina. Que por medio del verbo tenemos a Dios y que por medio de carne tenemos al hombre sin pecado, eso quiere decir, que Yahshúa el Cristo fue el Dios Hombre (Revelado). Que el vino y manifestó a Dios y manifestó al hombre. Que se hizo puente. Que se hizo mediador. Que Yahshúa el Cristo al abrir sus dos brazos en forma horizontal trajo a Dios al hombre y del otro, trajo al hombre a Dios. Hizo la conexión perfecta. La mediación eficaz. Que el propósito era hacer Uno al hombre con Dios. Que Dios es tu naturaleza divina asentada en tu espíritu y carne es tu naturaleza humana asentada en tu cuerpo.

 

Conocemos que, Dios fue manifestado en carne que fue la gran revelación de la ciencia de Dios. Que la finalidad de esta manifestación fue producir al Dios Hombre llamado Yahshúa el Cristo. Que Dios fue por dentro y el Hombre por fuera. Que cada una de estas dos naturalezas tuvo características individuales. Que estas dos naturalezas no se combinaron para formar una tercera naturaleza. Que la naturaleza divina habitó en la naturaleza humana y fue expresada a través de aquella humanidad YAHSHÚA. Que esta revelación enseña que Dios es disfrutado por el hombre y es obtenido por el hombre. Que el Dios invisible se hizo visible en Yahshúa el Cristo. Que a esta revelación en la Gnoseología se le conoce como “La encarnación de Dios” que ofendió a los gnósticos del primer siglo, ya que éstos creían que Dios como un ser puro (Espíritu) no podía unirse con la carne, porque sería una substancia maligna, ya que consideraban sucio todo lo que fuera corpóreo, “…todo espíritu que confiesa que Yahshúa el Cristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu (o persona) que no confiesa que Yahshúa ha venido en carne, no es de Dios, es anticristo…”, (1 Juan 4:1-3), Que los docetistas del primer siglo se basaban en las enseñanzas del gnosticismo para negar que Yahshúa el Cristo había venido en carne. Juan escribió esto, para refutar la herejía del docetismo y para demostrar que Yahshúa el Cristo, el Dios Hombre, es o fue la realidad de Dios en la tierra. Esto es la ciencia o la gnoseología de Dios.


*Este documento pertenece a la Universidad Reino Prohibida la copia electrónica, escrita, digital, sin una debida certificación y permiso del Ebed: Dr. Rey Estrada. Solo si lo usas para enseñar y predicar con el mismo título, contenido y autor, eres libre de compartirlo. Estudia con nosotros la Universidad Reino 1 - https://www.reyestrada.com/universidadreino-1




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