Conozca al Dios del Reino: Capítulo 1
Sección 5: Conozca a Dios en Cuatro conceptos
Conocemos el concepto cosmológico que, nos dice que Cosmos significa creación, por ende, la creación es la gran manifestación visible del Dios invisible. Todo lo que existe y se ve en el mundo debió tener y de hecho tiene una causa de creación (Una potencia de Origen), tiene un Yo Soy inmanente y trascendente y Todopoderoso. No puede haber un número infinito de regresiones de causas para las cosas que existen. Debe haber un final o un último no causado y de causa para todas las cosas. El final no causado y de causa proviene de Dios. Por el Yo Soy todas las cosas existen y son sostenidas por su providencia. Algo humano no puede a sí mismo traerse a existencia. No puede haber un número infinito de causas que traigan algo a existencia. Si el universo existe, este debió tener una causa no causada para todas las cosas y que esa causa no causada es Dios. Que las cosas en movimiento no se pueden ni podrían mover por sí mismas, sino que una causa las debió o las debía mover y de hecho las movió y las puso en su respectivo lugar para que funcionen en orden y equilibrio. No puede haber una regresión infinita de movedores. Por lo tanto, debe haber un solo "movedor inamovible" y este movedor inamovible es Dios el no causado.
Conocemos que, el universo fue entonces causado en el principio, por eso, el universo es limitado más no así el que lo creó, porque tal principio fue originado por algo más allá del universo mismo y es algo tuvo que ser infinito. El universo necesita una causa para su expresión y existencia continua. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1) indica que algo causó a los cielos y a la tierra para que continué existiendo y para que conserve su existir en el hoy presente. “Y Cristo es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Cristo subsisten” (Colosenses 1:17) (Cristo es poder y sabiduría de Dios), esto enseña que el mundo necesita una causa originadora y de la misma se desprender la causa conservadora.
Conocemos que, cada cosa finita, cambiante, debe ser causada por otra cosa. No puede haber un regreso infinito de causas. Uno no puede fatigarse la mente y desgastarse las neuronas tratando de explicar cómo esta causa finita causa a esta otra, la que a su vez causa otra cosa finita, y continúa con más finitos causándose. Esto es posponer indefinidamente la explicación y esto así no explica ni llega a nada. Debió y debe haber una primera causa incausada de toda cosa finita cambiante que existe, vino de Dios.
Conocemos el concepto teleológico que, nos dice que Telos del griego significa propósito o un indicador “Para qué”. Que a partir del diseño se dieron todas las cosas hechas por el gran diseñador ¡Dios!. Que por dónde quiera que se mire al universo o al mundo, la contemplación de todo ello revela una inteligencia, orden, armonía y designio, denunciando así la existencia de diseñador inteligente. Que todo diseño implica un diseñador. Que hay un gran diseño en el universo. Que detrás de esta majestuosa obra de creación hay un soberano diseñador. Que todo ser humano conoce por experiencia que todo diseño implica un diseñador. Los relojes implican un relojero. Los grandes edificios modernos y los maravillosos centros comerciales implican un arquitecto. Las pinturas implican pintores. “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosa son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:13.14). Una criatura viva compuesta de millones de células construidas por ADN, presuponen que hay una causa inteligente detrás. Qué los cien trillones de bits y conexiones entre las neuronas del cerebro, implican un cerebro aún más inteligente. “Desde que la creación del mundo sus atributos invisibles, su eterno poder y naturaleza divina, han sido claramente vistas, siendo entendidas a través de lo que ha sido hecho, así que ellos no tienen excusa.” (Romanos 1:20)
Conocemos el concepto axiológico que, nos dice que Axios del griego significa “juicio”. Que las leyes morales son tan reales como las leyes físicas. Que la moralidad tiene que ver con las acciones, conductas, decisiones y valores que se definen como el bien o el mal. Que cuando hacemos postulados con palabras como “debería”, “se supone”, “no está bien” y otras palabras del dualismo bien o mal, estamos hablando de moralidad. Que todos los hombres en todas las épocas de existencia son conscientes de una ley moral objetiva. Qué las leyes morales suponen a un legislador de ellas. Que detrás de ese poderío de leyes hay un legislador moral. Que en todas las culturas existió y existe una noción de lo bueno y lo malo. Que fue Dios quien puso esa moralidad en todos los seres humanos que El creó a su imagen, Génesis 1:26. Que debió ser Dios quien tuvo ese conocimiento exacto de lo que es bueno, y lo que es malo. Que una persona no dice que una línea está torcida a menos que tenga alguna idea de lo que es una línea derecha. Que es Dios quien proporcionó al hombre la idea de una línea derecha moral. Que, si la moralidad existe en el ser humano, entonces Dios existe, porque Él es quien la puso en la conciencia humana el sentido del bien y el mal, “…son ley en sí mismo, mostrando en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos” (Romanos 2:14-15). Que sin una causa trascendente la moral no tendría sentido, no podríamos saber que Dios existe. Que, si no hubiera una ley objetiva, no podría haber juicios claros o de valor correcto ni erróneo. Que sin leyes morales no podría la justicia ni los magistrados explicar nada de lo que sucede en el mundo. Que la ley moral es un hecho innegable.
Conocemos el concepto ontológico que, nos dice que Ontos del griego significa “Ser” “Hechura”. Que entre todas las etnias o tribus o clanes de la tierra se encuentra un sentimiento de lo divino, que externamente se manifiesta en culto o expresión. Que la naturaleza del hombre tiende a la veneración de lo supremo o de algo que sea más alto, superior o mayor que él. Que Dios es lo más grande que se puede haber pensado. Que todo ser humano en el mundo tiene alguna noción o idea de él en su cabeza. Que la idea de Dios en la mente no es el argumento perfecto de su existencia. Que el argumento es partir de la creación. Que, si Dios tuviera que existir solamente dentro o en el pensamiento o la cabeza del hombre, Dios no serio perfecto. Dios tiene que existir Extra mentalmente para que sea perfecto y supremo. “No se puede tener el concepto de Dios antes de conocer su realidad”, la verdad es que nacimos dentro de la realidad de una creación, mundo o universo que no permitió conocer la existencia de Dios. No que el mundo sea Dios, sino que es la expresión de su existencia. Dios existe.
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