La ley de la Armonía dice que todo lo que se mantiene tiende al equilibrio. En su efecto, lo que tiende a inclinarse hace la curva descendiente y es lo que se debe observar, reflexionar y enderezar. Lo que más desarmoniza son las peleas y discusiones. Cuando una situación conflictiva se prolonga y no se encuentra la solución, se crea una atmósfera tensa entre los protagonistas. Es muy importante aprender a manejar los problemas y ponerles punto final.
En general, se suele pensar que enfrentando una situación conflictiva se puede terminar una relación en cualquier ámbito de la vida, muy por lo contrario esto permite su crecimiento y desarrollo.
Ponle el punto final, ¿Cómo?
Asume tu papel protagónico: El primer paso para resolver una discusión o pelea es asumir la responsabilidad que se tiene frente a la misma. Esto nos hará recordar que también tenemos el poder de cambiar la situación.
Ponte en los zapatos del otro: intenta comprender su punto de vista y desde allí reflexiona sobre el conflicto. Esta es una forma real de dejar de lado la negación. Cuando una persona se equivoca y logramos entender por qué actuó de tal manera, resulta más fácil aceptar que existe un problema.
Intenta al comunicarte con los demás, ser diplomático y cuidadoso con lo que dices.
Exprésate en forma clara.
No te sometas a la voluntad de tu jefe, pues puede aprovecharse de esa actitud y actuar cada vez más en forma autoritaria.
Discusiones de pareja
Suele suceder que vínculos nacidos del amor terminan como una relación basada en el odio, rencor, resentimiento y frustración. El problema radica en este caso, en que no supieron manejar las naturales diferencias entre sus miembros. Para terminar con este tipo de situaciones desgastantes, es necesario que actúes de la siguiente forma:
Respeta las diferencias que tenga el otro contigo.
Aprende a ceder aunque te cueste.
Intenta siempre dialogar.
No digas cosas que hieran al otro y que después te arrepentirás.
Problemas familiares
La diferencia acá radica en el hecho de que a tu familia no la puedes cambiar, como si puedes hacer con un trabajo o con una pareja o amigo.
Recuerda que no existe una familia ideal. Todas son diferentes, únicas e irrepetibles.
No compares tu familia con otras. Siempre habrá peores y mejores.
Piensa que todas las familias tienen sus cosas buenas y malas y la tuya no escapa a ello. Dr. Rey Estrada. reyestrada26@gmail.com

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